Hoy en lo mas profundo de una mente delirante
y un corazón infantil, se aparece la sombra
de un conocido rostro extraño.
Un rostro de mejillas prominentes
y tez blanquecina, quiza un poco
bronceada por los insistentes rayos de sol.
Ojos caídos y complexion ligeramente robusta,
manos grandes, cabello oscuro.
El primero de su especie en mis cotidianos recuerdos.
-Tengo una piedrita en el zapato-
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