Empieza la escena: ella sentada en una mesa de madera con una única silla y la foto de él en sus manos.
-Para qué me hablaste si tu latido no acompañaba tus suspiros?
(Jadeo de lamentación, asomo de lagrimas en los ojos)
-Mentiroso! Tu que entregas tus besos como propinas a camareras de cualquier bar.
Te da igual todo.
Me hiciste andar entre páramos a oscuras,
robaste los faros de mis ilusiones por las noches.
robaste los faros de mis ilusiones por las noches.
Y déjate de buenas palabras que la belleza
de la elocuencia y la soltura dejaron de conquistarme
cuando te compré en el todo a cien..
Y gastarás tu vida, la gastarás..
Y te comerá el polvo,
aquel del cual un día disfrutaste.
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