Cuando uno a uno mis pétalos se caen.
Sentada en la alcoba,
tomo mi cuaderno y empiezo a escribir.
Llega una frase,
pienso cuan sola me encuentro.
Suena la pianola..
No soy interesante.
No soy linda.
No soy importante.
Un frágil corazón,
aguanta nimiedades obscenas.
El sentimiento de ofuscación vive,
la espesa niebla no se disipa.
Cuando la abeja se olvida de la violeta,
la fea flor que no se marchita.
Esa que siempre vuelve a florecer,
con un pétalo menos.
Una violeta no se ve bien
en un ramo de rosas.
Tan fácil y ligera,
pequeña, insignificante flor.
Etiquetas: Relatos, Violeta